En esta PsicoGuía sobre la Resiliencia te enseñaré varias definciones, conocerás interesantes investigaciones y estudios, aprenderás cómo fomentarla y descubrirás cuáles son sus 7 pilares fundamentales. Espero que esta guía de psicología te resulte útil y te ayude.
La resiliencia es el arte de navegar en los torrentes, el arte de metamorfosear el dolor para darle sentido; la capacidad de ser feliz incluso cuando tienes heridas en el alma.
Boris Cyrulnik
1. DEFINICIONES DE RESILIENCIA
La palabra resiliencia procede del latín, en el término “resilio” que significa volver atrás, volver de un salto, resaltar o rebotar. Este término ha sido aceptado por las ciencias sociales y de la salud para definir a aquellas personas que, a pesar de nacer y vivir situaciones de alto riesgo, se desarrollan psicologicamente sanas y existosas (Rutter, 1993).
Este término es probablemente uno de los que más ha crecido en las últimas décadas. Se utiliza en ingeniería civil y en la metalurgia para calcular la capacidad de ciertos materiales para recuperarse o volver a su posición original. Después de haber soportado ciertas cargas o impactos que los deforma. En ecología esta palabra describe la capacidad de ciertos sistemas para absorver y adaptarse a los cambios, manteniendo su estado habitual de funcionamiento.
Stefan Vanistendael
La resiliencia no se trata de algo extraordinario que sólo algunas personas tienen y desarrollan, sino todo lo contrario, es una capacidad que aparece de forma muy habitual entre personas que viven situaciones de exclusión, riesgo, tragedias, pobreza o adversidad. Pemitiendo a estas personas la gestión y superación de dichas situaciones y la recuperación de una vida “normalizada”. Decir también que podemos encontrar otras personas que sin embargo siguen manteniendo y repitiendo esas situaciones adversas o no logran recuperarse de un determinado acontecimiento trágico.
Otra manera de definir la resiliencia es como la capacidad fruto de la interacción de variables personales como factores ambientales, que permiten a la persona enfrentarse y resolver de una manera adecuada e integrada con su entorno cultural, distintas situaciones adversas, de riesgo o traumáticas. De esta manera alcanza una situación “normalizada y adaptada” a su entorno cultural.
Grotberg (1995) define la resiliencia como la capacidad humana universal para hacer frente a las adversidades de la vida, superándolas o incluso ser transformado y transformada por ellas. Es parte del proceso evolutivo y debe ser promovida desde la niñez. Esta autora resalta el componente ambiental, en contraste a otras definiciones que destacan que requiere entrelazar factores biologicos y ambientales para su desarrollo.
Podemos entender la resiliencia como una capacidad, una interacción de procesos o un resultado:
- Capacidad dinámica del ser humano para hacer frente a las adversidades superándolas y ser transformados/as por ellas (Grotberg, 1995).
- Procesos sociales y psicológicos que posibilitan tener una vida sana en un medio “insano” (Osborn, 1993) (Suárez, 1995).
- Resultado del enfrentamiento efectivo ante eventos y circunstancias de la vida severamente estresantes y acumulativos (Lösel, Blieneser y Köferl en Braming, 1989).
Esta falta de conceso sobre lo qué es la resiliencia es un “problema” en el momento de hacer investigaciones. Por eso necesario saber lo que entiende por resiliencia el autor o la autora.
Guillaume Apollinaire
2. ESTUDIOS, INVESTIGACIONES Y APORTES
Este concepto comenzó a usarse especialmente en el campo de la psicología evolutiva, como intento de explicar por qué algunos niños y niñas frente a una vida de estrés, eran capaces de sobrepasar las adversidades y transformarse en personas saludables (Mevielle, 1994).
El enfoque de la resiliencia surge a partir de la necesidad de entender a través de estudios científicos por qué existían un grupo de niños y niñas que no desarrollaban problemas psicológicos a pesar de las predicciones de los investigadores e investigadoras (Masten, 2001, Grotberg, 1999). El primer paso fue asumir que estos niños y niñas se adaptaban positivamente debido a que eran “invulnerables” (Koupernik, en Rutter, 1991), es decir, podían “resistir” la adversidad. El segundo paso fue proponer el concepto de resiliencia debido a que esta puede ser promovida, mientras que la invulnerabilidad es considera como una rasgo intrínseco de la persona (Rutter, 1991).
Para Infante (2005), la resiliencia intenta entender cómo los niños y niñas, los sujetos adolescentes y las personas adultas son capaces de sobrevivir y superar adversidades a pesar de vivir en condiciones de pobreza, violencia familiar o a pesar de las condiciones de catástrofe natural (Luthar & otros, 2000).
En el área de la intervención psicosocial, la resiliencia promueve y desarrolla procesos que involucran a la persona y su ambiente social, ayudándolo a superar y gestionar riesgos y a tener una mejor calidad de vida.
Las ciencias sociales incorporaron el término a partir de los años 80 para describir a personas capaces de desarrollarse patológicamente sanas a pesar de pobreza y familias multiproblemáticas, situaciones de estrés prolongado, centros de internamiento,… Se recibe tanto a personas en particular como a los grupos familiares o colectivos que son capaces de minimizar y sobreponerse a los efectos nocivos de las adversidades y los contextos desfavorecidos y deprimidos socialculturalmente, capaces de recuperarse tras haber sufrido experiencias notablemente traumáticas, en especial catástrofes naturales, epidemias, guerras civiles, deportaciones, campos de concentración (Rutter, 1993, Werner, 2003).
Uno de los acontecimientos científicos principal y relevante en el estudio de la resiliencia fue a finales de la década de los 70 con la investigación longitudinal realizada por Emily Werner y su grupo de teóricos y teóricas en Hawai. Werner siguió durante 32 años a 698 niños y niñas en un riesgo alto de trastorno de conducta. De 201 niños y niñas examinados a la edad de 2 años, 72 evolucionaron favorablemente sin intervención terapéutica y se hicieron jóvenes y adultos competentes y bien integrados. Dice la autora que supieron “sobreponerse” a partir de una infancia difícil (Puerta, 2002).
Cyrulnik nos dice que los primeros años de vida, gracias al contacto con la familia, en especial con la madre, es cuando este capital afectivo forma una gran reserva biopsíquica que nos servirá para resistir los golpes y choques, permitiéndonos salir adelante.
Entendemos entonces, que gracias a un fuerte vínculo con el mundo que les rodea, los niños y niñas sometidos a malos tratos y abusos pueden valerse de una reserva biopsíquica que les permite sacar fuerzas. Esto es posible cuando el entorno social esta dispuesto a ayudarles. Por lo tanto, hay que tomar encuenta el hecho de que todas las personas pueden tener un desarrollo resiliente porque no se trata de factores genéticos o del carácter sino de una capacidad.
Un niño o una niña pueden crear resiliencia si cuentan con el apoyo de tutores afectivos (que pueden ser instituciones o personas). Estos tutores les prestan total apoyo, sin el uso de la culpa.
También este autor nos transmite una reflexión interesante sobre que los niños demasiado protegidos parecen tranquilos y realizados porque nunca tienen ocasión de ponerse a prueba. Uno los considera sólidos porque nunca han revelado su debilidad. Hasta el día en que un minúsculo acontecimiento los derriba y los hace caer en tierra. Entonces, reprochan a sus padres estupefactos que no les hayan armado nunca para la vida, cosa que es injusta para estos padres entregados, pero no falsa.
Samuel Shem, 1997. Monte Miseria
3. LOS PILARES DE LA RESILIENCIA
Según los estudios de Wolin y Wolin en 1993, la resiliencia puede manifestarse de diversas formas. Recopilan las características resilientes en 7 pilares (pilares personales de la resiliencia). Identificaron cuales eran las cualidades de la resiliencia que ayudan a las personas a recuperase de la adversidad.
Wolin y Wolin en su Modelo de Desafío señalan que las fuerzas negativas expresadas en daños no actúan de forma lineal en las personas, sino que encuentran en los niños/as, adolescentes o comunidad un escudo protector constituido por sus «resiliencias«, que transforman esos factores negativos en desafíos que llegan a convertirse en factores de superación.
A continuación encontramos las siete categorías (pilares o tipos) de resiliencia, subdividiéndolas en etapas de desarrollo:
- INTROSPECCIÓN
El arte de preguntarse a sí mismo/a y darse respuestas honestas. Es la capacidad de observar y observarse al mismo tiempo.
- INTERDEPENDENCIA
Consiste en saber fijar límites entre uno/a mismo/a y el medio con problemas. Es la capacidad de mantener distancia emocional y física sin caer en el aislamiento.
- CAPACIDAD PARA RELACIONARSE
Habilidad para establecer lazos e intimidad con otras personas, y balancear la propia necesidad de simpatía con la aptitud de brindarse a otros/as. Las relaciones que establece el niño o la niña son la respuesta activa a sus necesidades, el desafío y la oportunidad de verse a sí mismo/a como amable y amado/a.
INICIATIVA
Tendencia a exigirse y ponerse a prueba en tareas progresivamente más exigentes. Esta habilidad reside en el locus de control interno y la responsabilidad personal necesaria para desarrollar una vida autónoma e independiente. El llevar a cabo planes que resultan exitosos se transforma en una forma de reparar el daño y a la vez un desafío para demostrar las propias capacidades.
- HUMOR Y CREATIVIDAD
Humor, referido a encontrar lo cómico en la tragedia, y creatividad, capacidad de crear orden, belleza y finalidad a partir del caos y el desorden. Como una prueba que el curso de la destrucción ha terminado, cuando se es capaz de componer algo nuevo a partir de lo antiguo, o reír a partir del dolor. En ambos casos, es observar las experiencias pasadas desde una nueva perspectiva.
- LA ÉTICA
Conciencia para extender el deseo personal de bienestar a toda la humanidad y capacidad de comprometerse con valores. Este elemento es importante desde la infancia, pues incorpora cada uno de los pilares de la resiliencia nombrados anteriormente.
4. CÓMO PROMOVER LA RESILIENCIA
A continuación comparto contigo los enunciados terapéuticos de Virginia Satir para fomentar la resiliencia. Espero que te resulten interesantes y te puedan ayudar.
El identificar una circunstancia, un hecho o una situación adversa es el primer paso para aprender a enfrentarlo. Sin embargo, te puedes preguntar ¿de dónde viene esta cualidad o capacidad? ¿la tenemos todos y todas? Estas preguntas las responde Edith Grotberg diciendo que todos y todas podemos volvernos resilientes. Se trata de encontrar la forma de promover esta capacidad en cada persona tanto a nivel individual como familiar y social.
Algunos de los primeros estudios sobre el tema enumeraron características o factores resilientes que contribuían a identificar aquello que resultaba útil y efectivo a la hora de superar adversidades (Werner y Smith, 1982, Rutter, 1979). Las características o factores que los diferenciaban eran muchos. De manera que se pueden agrupar en apoyos externos que promueven la resiliencia, la fuerza interior que se desarrolla a lo largo del tiempo y que sostiene a aquellos y aquellas que se encuentran frente a alguna adversidad, y por último, los factores interpersonales refiriéndose a esa capacidad de resolución de problemas que es aquello que se enfrenta con la adversidad real. Grotberg organizó estos factores de la siguiente manera: yo tengo, yo soy y yo puedo.
Según la autora, un ser humano resiliente no necesita tener todas esas habilidades, pero una sola no es suficiente. No puede desarrollar su resiliencia sin por ejemplo, tiene herramientas sociales (Soy / Estoy) pero no tiene un ambiente favorable (Tengo) para relacionarse. Sin embargo sí es necesario, que las combinaciones entre estos factores sean efectivas, y contengan al menos una habilidad en cada factor.
- Personas en quienes confío y me quieren incondicionalmente.
- Personas que me ponen límites para que aprenda a evitar los peligros o problemas.
- Personas que me muestran por medio de su conducta la manera correcta de proceder.
- Personas que quieren que aprenda a desenvolverme solo/a.
- Personas que me ayudan cuando estoy enfermo/a o en peligro, o cuando necesito aprender.
- Soy una persona por la que otros/as sienten aprecio y cariño.
- Soy feliz cuando hago algo bueno para los/as demás y les demuestro mi afecto.
- Soy respetuoso/a de mí mismo y del prójimo. Estoy dispuesto/a a responsabilizarme de mis actos.
- Estoy seguro/a de que todo saldrá bien.
- Estoy triste, lo reconozco y lo expreso con la seguridad de encontrar apoyo.
- Estoy rodeado de compañeros/as que me aprecian.
- Hablar sobre las cosas que me asustan o me inquietan.
- Buscar la manera de resolver los problemas.
- Controlarme cuando tengo ganas de hacer algo peligroso o que no está bien.
- Buscar el momento apropiado para hablar con alguien o para actuar.
- Encontrar a alguien que me ayude cuando lo necesito.
- Equivocarme y hacer travesuras sin perder el afecto de mis padres.
- Sentir afecto y expresarlo.
Hasta aquí esta Guía sobre la Resiliencia.
Recurso: Guía Premium: Fortalezas Personales y Recursos Internos
Un viaje interior para descubrir, conocer y potenciar tus fortalezas personales y recursos internos. Contenidos diseñados y organizados para conocer tus fortalezas esenciales, resolver cualquier dificultad y conectar con tu confianza interior.
Me ayudaría mucho, si compartes esta PsicoGuía. ¿Me echas un cable?
Deja una respuesta